NAVIDAD... ¿DULCE NAVIDAD?
Se acercan las fechas navideñas y todo el contexto social nos lo recuerda: luces en las calles, compras en las tiendas, turrones en los supermercados, venta de lotería, anuncios publicitarios de todo tipo, juguetes… y todo ello envuelto en un halo de alegría, ilusión y felicidad.
Se suelen relacionar estas fechas del año con este tipo de emociones, se espera que sea el momento de estar contentos y disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos.
En ocasiones, esta tradición parece imponer el modo en que hay que sentirse y esto puede incomodar a algunas personas que sientan que no encajan en ese molde por el motivo que sea.
Es frecuente en el periodo previo a la navidad encontrar en consulta a personas que hablan de sus sentimientos encontrados respecto a estas fiestas. Mencionan sentimientos de tristeza, rabia, nostalgia, apatía, o ansiedad, entre otros.
La navidad propicia encuentros con muchas personas, y a veces estos encuentros no son elegidos, sino impuestos por la tradición y favorecen que se despierten conflictos, ya sean del pasado o del presente.
Por otra parte, las reuniones y los encuentros también ponen de manifiesto las ausencias de las personas que ya no están en nuestras vidas, bien porque hubo cambios, o se rompió la relación o bien porque fallecieron.
En situaciones de soledad, rupturas o duelos estas fechas pueden resultar especialmente difíciles y es importante poderse cuidar y respetar.
Para ello se exponen algunos recursos sencillos que pueden ser útiles:
Aceptar cómo te sientes y no obligarte a sentir otra cosa diferente.
Permitirte llorar si se estás triste y lo necesitas, las lágrimas ahuecan poco a poco el dolor.
Compartir con personas de confianza cómo te encuentras y buscar apoyo para no sentirte solo.
Ser amoroso, comprensivo y compasivo contigo mismo. El amor es siempre la opción más reparadora frente al dolor.
Tratar de no juzgarte ni exigirte.
Hacer actividades que te hagan sentir bien y que te gusten en la compañía de quien tú elijas.
Estos pequeños recursos no van a evitar los sentimientos desagradables derivados de la situación, pero pueden servir de ayuda para gestionarlos de una forma más llevadera.
En cualquier caso, tanto si vives la navidad con alegría e ilusión, como si la vives con nostalgia o tristeza, lo importante es poder ser honesto y coherente con tus sentimientos y respetarlos. Esto no deja de ser un acto de cuidado y de amor propio.
Y al fin y al cabo, el amor propio es una buena elección en cualquier fecha del año.