Violencia entre hermanos
Existe una dificultad a la hora de dar una única definición de violencia, debido a que se trata de un término que se utiliza de manera coloquial, expresando muchas y diversas situaciones.
El debate, por ejemplo, sobre el origen cultural o innato de la violencia sigue presente en nuestra sociedad y refleja la multiplicidad de causas que la literatura científica ha relacionado con la aparición de las conductas violentas (biológicas, psicológicas o sociales). Existe un importante grado de acuerdo en ciertas condiciones que debe reunir una conducta para ser definida como violenta (Doménech. Iñiquez, 2002): necesidad de un contexto social interpersonal o intergrupal, intencionalidad y daño como consecuencia del acto agresivo.
González (2003) define violencia como acción de carácter intenso realizada con la intención de herir o dañar a alguien o a algo, pero con algunos matices diferenciadores como son su intensidad y su carga peyorativa, que no siempre están presentes en las conductas agresivas. Esta definición abre el paso a una variante positiva de la agresividad, en el sentido de conductas con una carga adaptativa o de supervivencia. En esta misma línea, introduciendo una interesante diferenciación entre agresividad y violencia,( J.Sanmartin, 2000) opina que considerar que la agresividad es innata en el ser humano no conlleva reconocer que, para el ser humano, es inevitable comportarse agresivamente. Es decir, el ser humano es agresivo por naturaleza, pero pacifico o violento según la cultura en la que se desarrolle.
En este artículo queremos hablar sobre la Violencia entre hermanos, pero existe poco conocimientos sobre este tipo de violencia entre la población. En la actualidad, hay pocos estudios que nos hable sobre ella, pero los que existen asienten que hay una realidad preocupante.
Parece ser, que existe mucho paralelismo entre la violencia entre hermanos y el Bullying, siendo este último más popular entre la opinión pública. Las recomendaciones para intervenir y prevenir este tipo de violencia son prácticamente similares. Es un hecho, que los niños y adolescentes que suelen ser agresivos en el colegio o instituto también lo son con los miembros de su familia. Además de la no obediencia, los padres de estos niños suelen quejarse de las agresiones que reciben (Varea, A., Manuel, J., & Castellanos Delgado, J. L., 2006).
En la actualidad, muchos adultos ven como algo normal, la agresión física y verbal entre hermanos, lo ven como una buena forma de entrenar sus futuras relaciones con el mundo exterior. Llegan a pensar que es mejor tener una conducta agresiva con sus hermanos que inhibirlas. Sin embargo los estudios científicos señalan que no hay evidencia de que comportándose agresivamente se reduzca la agresividad en general. (Varea, A et al. 2006).
En un estudio en USA con una muestra representativa de niños entre 3 y 17 años (Straus, y cols, 1988) el 82% estaba involucrado durante el último año en un acto agresivo hacia un hermano (lanzar objetos, golpear con un objeto, patadas, mordiscos, etc.).
Un estudio realizado en Gran Bretaña (Browne y Herbert, 1997) entre estudiantes de secundaria señala que un 2% de los estudiantes habían sido abusados sexualmente por hermanos cinco años mayor al menos en una ocasión. El abuso sexual entre hermanos a menudo está asociado con el maltrato físico.
La violencia entre hermanos se puede favorecer por la existencia de algunos factores como:
Familias en las que hay malos tratos hacia los hijos por parte de los padres.
Ausencia de disciplina.
Estilo permisivo de educación.
Ambiente de violencia familiar.
Ausencia de ambiente cálido y afecto positivo.
Ambiente de violencia de género.
En las pocas investigaciones que hay sobre este tema, se observa que las chicas son menos violentas que los chicos. También se puede ver, que a medida que aumenta la edad disminuyen los porcentajes de niños y niñas agredidos por los hermanos, pues se pueden defender mejor y pasan menos tiempo juntos. (Varea, A et al. 2006).
Por otro lado, se puede observar, que las víctimas de las agresiones suelen tener un temperamento más asertivo y que los agresores suelen ser más impulsivos. Los niños con problemas de aprendizaje, algún problema físico o psicológico o disfunciones orgánicas son más sensibles para ser víctimas.
Los hermanos que agreden a hermanos son menos empáticos hacia sus víctimas potenciales, no tienen menos habilidades sociales sino que tienen valores y objetivos diferentes, además tienden a valorar las situaciones sociales como más hostiles atribuyendo hostilidad a otros.
Esta perspectiva puede ser especialmente útil a la hora de diseñar orientaciones preventivas generales (Moreno, 2005):
La coherencia. Es importante que los padres deban tener y mantener el mismo criterio, ser firmes, tiene que tener continuidad y permanencia para no crear confusiones en el niño. Es vital que las conductas agresivas de los hijos sean corregidas desde el principio, no reírlas como si fueran una gracia del niño, porque pueden interpretarlo como algo positivo.
La educación. Esta debe trasmitir empatía y afecto a los hijos. Así como, unos valores basados en la comunicación y el respeto mutuos.
La educación para la responsabilidad, es decir, las cosas tiene una responsabilidad y un esfuerzo que nos ayuda a todos, a la familia y a otros colectivos de la sociedad. Es importante que los padres aprendan a decir no al hijo, sin que esto suponga una convulsión, sin violencia, sin temor a que esta negativa provoque en el niño reacciones negativas en el presente o en el futuro. Aunque pensemos que el darle todo a nuestros hijos es positivo y es amor, ser permisivos no es educativo; inculcar pautas y pequeños hábitos de comportamiento hechos como rutina pone los fundamentos de una vida futura en que el niño sea capaz de asumir sus decisiones.
Compartir tiempo de ocio y comunicación. Es vital que este tiempo que se está con los hijos sea de calidad, más que cantidad. No encomendar la tarea educativa al mundo del ocio comercializado, sino convertir este ocio en un diálogo activo y creativo sobre los contenidos de los medios audiovisuales.
La escuela ha de utilizar procedimientos inclusivos. La exclusión sistemática del niño que molesta puede ser un procedimiento generador de violencia: del aula al pasillo, del pasillo al patio y del patio a la calle.
La intervención en los jóvenes por un delito por violencia doméstica tiene que ser diferente a la que se hace por otras conductas delictivas, prioritariamente desde el ámbito de la salud mental familiar o individual, de la mediación comunitaria y del ámbito social (Romero y otros, 2005).
En resumen, la violencia constituye en la actualidad un problema social de primer orden. Frente a las formas más graves y asentadas como fenómenos a combatir, están apareciendo nuevas manifestaciones; episodios de violencia graves a edades cada vez más tempranas, acoso escolar, violencia de hijos a padres, etc. Esta situación está motivando planes y estrategias de sensibilización, prevención e intervención por parte de las administraciones públicas, organizaciones sociales y colectivos profesionales. Muchos de estos fenómenos se producen en el entorno familiar o es factible que su factor desatinado se encuentre en este ámbito. (Giddens, 2000, Trujano et al, 2006).
Alba Psicólogos
Especialistas en violencia desde 1986
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BIOGRAFÍA
Browne, K.; Herbert, M. (1997) Preventing family violence. Chichester: John Wiley & Sons Ltd.
Domenech, M. Ïñiguez, L. (2002) La construcción social de la violencia Atenea digital 2.
Giddes, A (2000) La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Madrid. Catedra.
González, R. (2003) Jóvenes y violencia. De lo complejo a lo operativo. Encuentros violencia social y juventud. Gobierno de Canarias. Mimeografiado.
Moreno, F. X. (2005): Una violència emergent:els menors que agredeixen els seus pares. Full Informatiu Julio. COPC
Sanmartín, J. (2000): La violencia y sus claves. Ed. Ariel. Barcelona. 4a edición. Pags. 13-21.
Romero, F/Melero, A./Cánovas, C./Antolín, M. (2005) La violencia de los jóvenes en la familia: una aproximación a los menores denunciados por sus padres. CEJFE. Generalitat de Catalunya. www.gencat.net/dji/cejfe/cataleg_investigacions/S C.1.064.05%20CAS.pdf
Straus, M. A./Gelles, R. J./ Steinmetz (1988)Behind closed doors :violence in the American Family (editors). Newbury Park, CA: Sage Publications.
Varea, A., Manuel, J., & Castellanos Delgado, J. L. (2006). Por un enfoque integral de la violencia familiar. Psychosocial Intervention, 15(3), 253-274.