Realizando fantasías

Cristina siempre se relacionó bien con sus compañeros de trabajo, en el gimnasio, si tiene algún problema no duda en pedir ayuda de quien lo necesite, es muy agradable conversar con ella porque escucha y te hace sentir muy cómodo en su compañía.

Cuando tiene que decirte lo que le molesta lo hace pero con mucho cuidado y siempre expresando otras cosas que haces bien y que le encantan de ti. Si le preguntas a cualquier persona, es la típica chica con la que te irías de viaje, o a cenar, o la querrías de compañera de piso o de vida. Es muy sociable.

Según leemos la descripción de Cristina pensaremos... ¡esta chica tiene unas habilidades sociales que te pasas! Sin embargo, Cristina tiene algunas dificultades para satisfacer ciertas fantasías íntimas con su pareja que durante mucho tiempo quiso hacer realidad.

Cuando hablamos de habilidades sociales siempre nos imaginamos una situación social, con una o más personas pero no se nos pasa por la cabeza que las habilidades sociales salen a la palestra SIEMPRE. Y siempre quiere decir que no podemos perderlas de vista, incluso en nuestras situaciones más íntimas con otras personas con las que nos relacionamos. Se nos olvida que también en el sexo hay interacción social y, como cualquier otra situación social requiere de estas habilidades para que la relación con los otros sea satisfactoria.

Nuestra educación sexual es más bien a nivel biológico, como mucho llega al cuando alguien dice no, es no. Pero en las relaciones de pareja hay infinidad de expectativas, sentimientos y creencias que hay que manejar teniendo en cuenta a la otra u otras personas y también a ti mismo.

Muchas parejas se llevan bien, discuten y dialogan, llevan bien la conciliación de la vida familiar con los demás aspectos pero no se sienten realizadas plenamente en sus relaciones sexuales.

Aquí te dejamos unos pequeños consejos que pueden ayudar a mejorar nuestras habilidades sociales en el sexo.

1. Al igual que EXPRESAMOS que no nos gustan los garbanzos o que nos encanta la pizza, podemos expresar también qué cosas nos gustan o no sobre los comportamientos sexuales que tenemos con nuestra pareja. También es importante no dejar de lado qué cosas nos gustaría probar. Piensa que pese a frente lo que mucha gente cree, el sexo no es estándar y al igual que todo en la vida, hay mil formas de probarlo.

2. Por favor, abandonemos ya la idea de que sobre el sexo hay que saberlo todo. Como hemos comentado, cada persona es diferente y hay infinitas maneras de satisfacer al otro y a nosotros mismos. Preguntar, informarse e indagar con la otra persona abrirá un campo de comunicación mayor en el que poder conocer mejor a la persona que tenemos delante.

3. Ante esas formas de expresión cada uno puede sentirse más o menos cómodo. No te sientas mal si lo que te expresa tu pareja no te cuadra o si lo que tú expresas no le encaja a ella o no quiere hacerlo. Pensar que debemos complacer en todo es un error muy común. Piensa que para que el sexo sea complaciente ambos debéis sentir placer. Seguro que podéis encontrar formas mutuas de complaceros.

4. ¿Qué pasa si cometo algún fallo? NADA. En el sexo, como en todo, los errores son frecuentes y no hay que desesperarse. Si no somos perfectos en ningún aspecto de nuestra vida (por suerte, si no sería todo aburridísimo), ¿por qué aquí queremos aparentar que sí lo somos?

5. Otro error muy común es pensar que todas las veces debo complacer y todas las veces deben complacerme a mí. Esto no es reciprocidad, no es un trueque de mercado como tal. Pedir y dar cuando uno quiera hacerlo es fundamental para no llenar las relaciones de expectativas que nos agobien. La sistematicidad o hacer las cosas porque es lo que toca no es una buena amiga del sexo.

Recuerda que somos seres imperfectos rodeados en cada momento de emociones y que el sexo nos ayuda a liberar esas emociones y a conocernos mejor. Es un modo de expresión como otro cualquiera y como tal hay que tratarlo.

¡Esperamos que este artículo te haya ayudado!