De la asertividad a la manipulación: la intención
Definen la asertividad como la habilidad social que utilizamos para decir lo que pensamos, sentimos, necesitamos… a nuestra pareja, amigos, hijos, compañeros de trabajo… pero siempre cuidándolos.
Cuando explicas qué es la asertividad, muchas personas se sonríen y te dicen: "¿Pero eso no es manipulación?" Yo creo que la asertividad no es nunca manipulación, si hay intención de manipulación, deja de ser automáticamente asertividad.
Aquí, lo que transforma la asertividad en manipulación… es la intención que cada uno tiene cuando se comunica. ¿Cuál es mi objetivo, mi intención cuando te cuento, te digo, o te pido un cambio de conducta? ¿Quiero que lo sepas, para que reflexiones y tú libremente decidas cómo actuar, respetando yo, tu decisión? ¿O pretendo manejar tus emociones y que surja tu culpa, tus remordimientos… y de ese modo decidas lo que yo quiero que decidas?
¿Podemos ser asertivos sin que nos importe el otro, sin cuidarlo? Cuando el otro nos importa es cuando elegimos las palabras, el tono, el momento, la solución que nos beneficia a ambos… si no nos importa, es mucho más probable que no hagamos nada de esto.
Vayamos un poco más allá… imaginemos que ocurre algo, que a mí me enfada, algo que no me parece justo, que no me agrada y que me gustaría cambiar.
Es entonces cuando la asertividad aparece como una habilidad de comunicación social tremendamente útil, que me va a permitir expresarme, realizarte una petición de cambio, abrir un canal de comunicación, para que tú sepas lo que estoy pensando, sintiendo y necesitando… y lo hago desde una posición de cuidado, eligiendo las palabras, cuidando el tono, mi lenguaje corporal, pensando detenidamente la posible solución que nos beneficie a los dos… Es decir, poniendo mucho cuidado.
Hasta aquí todo es genial…
Pero: ¿y si mis palabras son correctas, mi tono exquisito y mi lenguaje corporal hasta cariñoso, pero mi intención queda lejos de ese aparente cuidado hacia tí? ¿Y si en realidad te quiero dañar, importándome un carajo cómo te sientes, abriendo soluciones aparentemente beneficiosas para ambos (pero que lo son solo realmente para mí) y dejándote en un callejón sin salida que te perjudica…
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Esa forma de actuar, de hacer, no es asertividad, algunas personas la llaman así, pero yo la llamo agresividad encubierta, es manipulación y de la peor.
Son esas personas que llamamos “sibilinas”, y encima te das cuenta de la maniobra al rato, y es cuando se te pone la cara de tonta, te han hecho la doce trece y es probable que ni siquiera te hayas dado cuenta.
Es muy bueno para ti, ponerlas en su lugar, no te lo calles, hay que decirlas con total claridad, de forma cristalina, lo que pensamos, lo que sentimos … con la sola intención de que lo sepan, de exponer nuestra posición y lo que decidimos hacer con la situación, que se den cuenta que somos plenamente conscientes de su jugada, pero eso sí a pasar de todo, desde su cuidado… eso sí que es asertividad…
Hay un refrán que dice “el tiempo pone todo en su lugar”, pero yo te propongo una posición mucho más activa por tu parte: ¿y si eres tú el que aprende a poner a cada cual en su lugar, desde la asertividad?
Alba Psicólogos
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