top of page

Aprendiendo a discutir


La última discusión que presencié fue entre mis vecinos. A Luisa, continuar de fiesta cada jueves a las tres de la mañana con la casa llena de gente le parece una idea fantástica, pero a los vecinos no tanto. Así que el pasado jueves llamaron a la puerta. Luisa abrió y mis vecinos bastante enfadados le dijeron que eso no podía ser, que no tenía educación y demás preciosidades que siguieron, a lo que Luisa les contestó que quiénes eran ellos para decir nada, que a ella le daba igual y que si tenían algún problema que llamaran a quien quisieran. ¿Resultado? Los jueves hasta las 3 solamente oigo reggaeton y a mis vecinos increpando por la ventana.


Probablemente, si mis vecinos y Luisa hubieran tenido otro comportamiento no sería este el resultado. En este artículo encontrarás algunas claves para mejorar tus habilidades en estas situaciones en las que discutir es necesario o inevitable. Lo primero es aclarar algunas ideas previas que nos ayudarán a entender por qué discutimos y cómo hacerlo mejor.



Aclarando ideas


La mayoría de discusiones vienen con mochila. Es decir, cuando tenemos una relación del tipo que sea, tenemos expectativas sobre ella, nuestros valores y nuestras creencias y nuestras experiencias pasadas, al igual que la otra persona tiene los suyos. Es importante tener esto en cuenta para entender que hay un millón de cristales de colores diferentes bajo los que ver las situaciones. Es fundamental que haya escucha por las dos partes y evitar anclajes en una posición.


Las discusiones no son malas, la idea base es que implican una diferencia de opiniones o de ver el mundo y eso no es malo, más bien enriquece e incluso puede dar lugar a nuevas opciones. Y esta es la clave, ver el conflicto no tanto como un problema, sino como un puente que nos va a generar nuevas oportunidades para cambiar lo que nos molesta. Discutir mucho no es un problema, el problema es no saber hacerlo bien.



Claves para una buena discusión


Los siguientes puntos son solamente una guía de factores a tener en cuenta. Si la discusión no acaba bien o ni siquiera empieza, no significa que te hayas confundido, es que a veces las personas no queremos o no sabemos comunicarnos.


1. No pierdas de vista tu objetivo. Antes de discutir pregúntate para qué lo vas a hacer. ¿Para qué voy a decirle a Teresa que no me ayuda en casa? ¿qué quiero conseguir? Es importante que no se convierta en una situación de reproches o de juzgar las cosas, limítate a describir el problema. Recuerda que el objetivo va a ser siempre encontrar un acuerdo o punto en común. Si el tema se desvía sacando “ropa vieja del baúl de los recuerdos”, recondúcelo hacia tu objetivo.


2. Desde tu punto de vista. Es importante expresarse y explicar las cosas siempre desde tu punto vista, como hemos dicho, hay millones de cristales y no significa que uno sea mejor que otro. Cada uno experimentamos las vivencias de formas diferentes aunque aparentemente sean las mismas. Nuestras experiencias pasadas tiñen la realidad.


Por otro lado, evita palabras que impliquen extremos como: todo, nada, nunca, siempre… Es difícil que nunca se haga algo o que se dé siempre. Comparemos el “Siempre trabajas, nunca me haces caso” vs. “Últimamente trabajas mucho y noto que hablamos menos”, no suena igual, ¿a qué no?


3. Escucha. Escuchar a la otra persona es fundamental. Si no escuchamos nos quedamos anclados en nuestra posición inicial y no damos pie a que haya comunicación. Tampoco podemos comprender a la otra persona si no escuchamos lo que nos está diciendo. Entrar en una guerra de gritos o reproches no lleva a ningún sitio que no sea empeorar la situación. Si pasa esto, explícale a la otra persona que la ves muy alterada y que no ves productivo tener así una discusión.


4. Críticas. La mayoría de las discusiones implican una crítica o varias por parte de uno, otro o los dos. Hacer críticas está bien pero hay que saber hacerlas. Lo primero es recalcar algún aspecto positivo o de comprensión al otro. Por ejemplo: “Juan, sé que vives muy lejos del trabajo”. Lo segundo es expresar la crítica que quieras hacer, “sin embargo, es el quinto día que llegas media hora tarde”. Por último, volver a recalcar algún aspecto positivo, “pero sé que lo vas a remediar y estoy muy contento con tu trabajo, lo estás haciendo bien”. Piensa en cómo te gustaría a ti que te hicieran una crítica.


5. Agradece. Dar las gracias por haberte escuchado y haberte dedicado ese espacio para poder hablar. Hacer un breve comentario de algo positivo de la conversación es bueno para validarla.


6. Acepta los acuerdos. Las discusiones implican negociar y llegar a acuerdos en común. Tener una discusión con el fin solo de conseguir algo beneficioso para una sola parte no es discutir, es imponer. Si alguna de las partes no cumple su contrato se le puede recordar el pacto acordado. Si persiste, solo queda o acomodarse o acabar con esa relación.


Es importante tener en cuenta algunos detalles como elegir un buen momento. Si la persona llega tarde y cansada de trabajar, quizás es mejor encontrar otro momento. También es importante estar tranquilo si necesitas respirar hondo para no decir algo de lo que puedas arrepentirte. Hazlo, ¡no hay ninguna norma que impida respirar¡ Y recuerda que discutir también puede ser muy beneficioso si ambas partes pueden sacar un beneficio del conflicto.


Alba Psicólogos

Avda. Príncipes de España, 41 (28823 - Coslada, Madrid)

hablamos@albapsicologos.com 91.672.56.8

Imágenes texto: https://pixabay.com/en






Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por categorías
Buscar por tags
No hay etiquetas aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page