Concédeme un deseo

Nos convencemos a nosotros mismos que la vida será mejor después… después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después de casarnos, después de tener un hijo y, entonces, después de tener otro.

Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes. Pensamos que seremos más felices cuando crezcan y dejen de ser tan niños. ¡Cuántos planes podremos disfrutar en familia!

Después nos desesperamos porque llegan a la adolescencia... ¡quien diga que tratar con ellos es fácil, miente! Pero pensamos que ya seremos más felices cuando superen esa turbulenta etapa.

Luego decidimos que nuestra vida será verdaderamente completa cuando le vaya mejor a nuestro marido o mujer, cuando tengamos un mejor coche, cuando nos podamos ir de vacaciones a las Bahamas, cuando nos hagamos con el último Smartphone del mercado, cuando consigamos un ascenso, un aumento de sueldo o incluso cuando nos jubilemos.

La verdad es que no hay mejor momento para sentirse bien que AHORA MISMO. El tiempo avanza y no espera para nadie.

Deja de esperar hasta que termines la universidad, hasta que te enamores, hasta que encuentres trabajo, hasta que te cases, hasta que tengas hijos, hasta que se vayan de casa, hasta que te divorcies, hasta que pierdas esos diez kilitos de más, hasta el verano, otoño, invierno.... o hasta el final de tus días.

No continúes parado en la estación esperando un tren que tardará en llegar. Decide exprimir todo el jugo que te regala cada día, porque no hay mejor momento para vivir que ESTE PRECISO INSTANTE.