¿De qué color vas a pintar tu días?
Unos la llevan al lado del corazón, otros en la cabeza y otros en el bolsillo, pero todos tenemos dentro una caja de lápices de colores. Hablamos de la vida con colores y decimos: “estoy negro”, “ve la vida de color de rosa”, “estoy en blanco”, “se puso rojo”, “se va a comer ese marrón”, “se quedó en blanco”…
Todos los días, desde que nos levantamos, estamos echando mano de esos lápices. Lástima que, a veces, sean siempre los mismos. Así, hay algunos que tienen el negro, el marrón y el azul oscuro totalmente gastado, mientras que todavía no han estrenado el amarillo, el verde, el azul cielo…
Cada cosa que nos pasa la pintamos de un color: los saludos, los empujones, las sonrisas, el trabajo, el paseo, la comida, la familia… y hasta el silencio.
¿Cómo se pintan los saludos? Si uno no contesta o lo hace de mala gana utiliza el marrón; si contesta y sonríe, aunque se encuentre mal, lo pinta naranja.
¿Y las sonrisas? Si son amplias y sinceras de amarillo, si no, de un color rojo deslavado.
¿Y los empujones? Si te piden perdón y contestas de buena gana, de un azul claro y grande como el cielo o el mar; si no… y así podemos ir pintando cada cosa, por mínima que sea.
Algunos utilizan siempre los mismo colores y tanto, tanto pintan con ellos que manchan todo: todo lo ven negro, gris... en definitiva, oscuro. Son los pesimistas, los críticos destructivos, son los corrosivos, los retorcidos, los segundas-terceras-intenciones, los tramposos.
Otros, sin embargo, utilizan los colores cálidos y alegres. Así contagian y pringan todo de verde esperanza, de amarillo-naranja horizonte de atardecer, de blanca paz. Estos son los optimistas, los desenfadados, los moral a prueba de bomba, los constructivos, los derrochadores de ilusión, los pacíficos, los divertidos… Algunos se han tenido que comprar varias veces colores de su caja, porque como son tan claros y tan pocos, pueden más los de su alrededor.
La vida está llena de colores, por eso necesitamos la caja entera. ¿Qué os parece si para este año que nos queda por delante revisamos nuestra caja, y vemos que colores se nos han gastados y cuáles apenas hemos utilizado? Después solo tenemos pensar… "y yo, ¿cómo voy a pintar mis días?"
Alba Psicólogos
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