Hola, soy el Fracaso.
Hola!
¡Eh! ¡Te estoy hablando! No, no soy tu ordenador que se está volviendo loco... Soy el Fracaso, no te asustes… vengo para charlar. Un café para dos s'il vous plaît. Ah, y ahora que te tengo delante, aprovecho y te pregunto: ¿por qué me rehúyes y no me quieres ni nombrar? Parezco "El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado” de la conocida saga juvenil Harry Potter. Bueno vale, quizás exagero. Pero, ¿por qué no me quieres a tu lado?
No soy malo, aunque sé que no soy agradable de mirar…
… al menos, por favor, escúchame.
Sé que a veces me piensas y me sientes, y también sé que me nombras para tus adentros… pero te han dicho que soy una palabra fea y que no soy real. ¡Por no hablarte de otras muchas cosas que mis oídos han tenido que escuchar! Como que soy una “distorsión cognitiva”, que no me ajusto a la realidad y que soy dañina, muy dañina.
Sé que te sientes horrible cada vez que me paso por tu cabeza... y que no quieres ni siquiera invitarme a tomar el té. Sé que lo que quieres es desterrarme de tu vida, mandarme lejos, muy lejos... pero tienes que saber que al menos, de vez en cuando te voy a hacer alguna visitilla. Aunque suene desagradable, quieras o no, me quedaré más o menos tiempo contigo. Te aconsejo que prepares para mí tu habitación reservada para huéspedes.
Tienes que perderme el miedo, tienes que saber que no estoy aquí para hacerte daño, tampoco para que te vuelvas loco y ni muchísimo menos para que te sientas la última mierdecita de la tierra. Estoy aquí para que me mires a los ojos directamente, sin que el miedo nuble tu vista, aceptando que no estás hecho de materia de superhéroe, que puedes decidir tirar la toalla, que no siempre todo sale como planeaste y que la vida, tu vida, no la controlas al 100 por 100 %.
¿Por qué te cuesta tanto aceptarme y nombrarme sin más? ¿Acaso no tengo derecho a vivir? ¿A existir? ¿Acaso tú... te niegas TU derecho a fracasar?
Pues lamento decirte amigo, que por mucho que me niegues... existo. Soy: “el resultado adverso en una cosa que esperabas sucediese bien”.
¿Y cuántas cosas han sucedido en tu vida que no han resultado como esperabas? Acéptalo. Algunas, unas pocas, muchas… otras muchas sin querer verlo, mirando para otro lado... Pero no va a cambiar este hecho y yo voy a seguir ahí, contigo, cuando me necesites.
Tu matrimonio, la relación con tus hijos, los números rojos de tu cuenta corriente un mes sí y otro no, tus tres viajes anuales… ¿y dónde han quedado los ascensos continuos que te llevarían hasta tus salidas a la ópera, las reuniones familiares en tu cumpleaños o tus cenas románticas a los cincuenta...?
Algunas cosas no han salido como tú planeaste y unas duelen más que otras… Sí, a eso se le llama “Fracaso”.
Dicen que la gestión emocional pasa por analizar la realidad, aceptarla e interiorizarla. ¿Qué pasa si no necesitas maquillar tu realidad y reconoces que has fracasado total o parcialmente (que es lo mas habitual) en algunos de tus objetivos de vida…?
Tal y como dice el libro magnifico de “La Invitación” de Oriah Mountain: “Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: ¡Sí, he fracasado!”
Mírame a los ojos y dilo: “He fracasado, y tengo derecho al fracaso”. No hace falta que lo maquilles con palabras mas suaves como: "he fallado, me he equivocado, lo he estropeado…" ¡Ojo! No digo yo que no uses estas palabras... que bien, si quieres, lo puedes hacer, ¿Pero lo haces para no aceptar del todo lo sucedido?¿Lo haces porque te da miedo ver con total claridad que no lo has conseguido?
Digo que también puedes usar la palabra fracaso y que no me tengas miedo, que también existo.
Porque te voy a contar un secreto, cuando usas la palabra fracaso, en su justa medida, sin perder el oremus, ajustándote a los hechos y a tu realidad, sucede un gran milagro: realmente aceptas la situación. Esa aceptación “de verdad” te coloca en una posición nueva en la que se te abre la oportunidad de estrenar nuevos horizontes, objetivos, metas, proyectos… puedes pasar página y seguir caminando hacia donde tú decidas caminar.
Atento al pistoletazo de salida que toca emprender el nuevo camino. ¿Cómo? Te explicamos. El primer requisito para cambiar es identificar tus errores y fracasos. No se puede cambiar aquello que no se ve, invisible, inexistente... por eso toca darle cuerpo y esencia, para poder decidir cuál es el siguiente paso.
… Ya sabes, prepárame una habitación para invitados, acéptame en tu vida y escucha mi mensaje. Aprende de mí... recuerda que solo estoy aquí para ayudarte a aceptarte y quererte... tanto en tus aciertos como en tu fracasos.
No te olvides: el fracaso te hace humano. Por eso mírame a la cara, clava tu mirada en la mía y dime con voz firme: ¡¡¡Sí, he fracasado!!! ¿Y qué?
Alba Psicólogos
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