Alas de mariposa
Cuenta la leyenda que el Rey de un lugar no muy lejano, en el corazón del Reino de las Mariposas, percibió una extraña luz que relumbraba a lo lejos… entonces, quiso saber de qué se trataba.
El Rey, presa de su curiosidad, envió a una de sus mariposas para que investigara, a la que le dio las siguientes instrucciones:
-“La colonia de mariposas necesita de ti para que nos traigas información sobre qué es esa luz”.
Y así lo hizo. La mariposa fue… y nunca, nunca, nunca jamás regresó.
El Rey, lejos de quedarse tranquilo, sentía cómo por momentos su control quedaba en manos de su preocupación. Así, envió una segunda mariposa, a la que también indicó su labor:
- “La colonia de mariposas necesita de ti para que nos traigas información sobre qué es esa luz. Pero sobre todo, necesitamos que vuelvas sana y salva”.
Al cabo de unos días, la mariposa volvió y cuando el Rey le demandó la esperada respuesta, ella respondió:
- “Majestad, la luz que se ve da calor y se mueve suavemente”.
- “¿Va en aumento? ¿se está acercando? ¿quema a su alrededor?”, insistió el Rey.
-“No lo sé majestad, no me acerqué lo suficiente”, contestó la mariposa.
El Rey seguía, cual peonza, dándole vueltas y más vueltas, tratando de averiguar qué se escondía detrás del brillo de aquella luz. Aún no podía tomar una decisión sobre qué hacer, la información era demasiado limitada… por lo que mandó llamar a otra mariposa, dándole las siguientes directrices:
-“La colonia de mariposas necesita de ti, para que nos traigas la información sobre qué es esa luz. Vuelve con vida, pero con datos completos, que nos permitan tomar una decisión sobre qué hacer”.
Tras varios amaneceres, la mariposa regresó a su reino. Volvió exhausta y con pequeñas heridas, con las alas levemente chamuscadas, confesando lo siguiente:
- “Majestad son velas, son muchas velas juntas, que iluminan un gran claro en el bosque. Casi todas están ya consumidas, por lo que no representan ningún peligro. Las han puesto allí los humanos, que celebraban una especie de reunión”.
- “Si es así… ¿ por qué tienes las alas chamuscadas?”, quiso saber el Rey.
- “Majestad, para poder ver qué sucedía tuve que acercarme lo suficiente para verlo, pero como puede ver estoy aquí, no me acerqué tanto como para morir.
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