¿Y tú, cómo estás?
Las emociones juegan un papel protagonista en nuestra vida. Son los conductos a través de los cuáles manifestamos cómo nos sentimos. A diferencia del estado emocional, las emociones son puntuales. Es decir, si tenemos una discusión y en ese momento nos enfadamos, si nos preguntaran “¿qué te pasa?” la respuesta sería “estoy enfadado”.
Sin embargo, el “estado emocional” se mantiene en el tiempo, es decir, si hiciéramos una composición de lugar y todos los viernes al salir del trabajo nos preguntáramos de camino a casa ¿cuál ha sido la emoción que ha predominado en mí durante toda esta semana en el trabajo? Podríamos indicar con convencimiento “alegre y tranquilo”. En tal caso, podemos concluir que nuestro estado emocional durante la última semana en el trabajo ha sido la alegría.
Durante una semana o un mes, lo más probable es que pasemos por todas las emociones básicas. El estado emocional sería entonces la emoción en la que hemos permanecido durante más tiempo, se refiere a esa emoción que predomina sobre todas las demás.
Es muy importante conocer cuál es nuestro estado emocional, ya que las emociones no permanecen en el tiempo, mientras que los estados emocionales sí, y es desde nuestro estado emocional actual desde el que analizamos e interpretamos lo que nos está sucediendo.
¿Tienes ganas de ejemplos? Ahí va uno:
“Imaginemos que es viernes por la tarde y nos hacemos la siguiente pregunta:
¿Cuál ha sido mi estado emocional en esta última semana en el trabajo?
Imaginemos también que la respuesta es: enfado.
El próximo viernes nos volvemos a realizar la misma pregunta:
¿Cuál ha sido mi estado emocional en esta última semana en el trabajo?
Imaginemos también que la respuesta es: enfado”.
Y esta misma pregunta, con esta misma respuesta, se repite en las próximas semanas, llevando en un estado emocional de enfado desde hace un mes.
Utilizando un símil, podríamos decir que es como una rueda que circula por una vía sin asfaltar tras llover a cántaros en los últimos días; estos elementos hacen que la rueda haya ido creando un surco, que a medida que pasan los días y las semanas se va haciendo más profundo.
Ello implica que cada vez resulte más complicado salir de ese surco, de ese estado emocional de “enfado” que está predominando en las últimas semanas y está condicionando mi forma de interpretar y ver lo que ocurre a mi alrededor.
Todos conocemos personas que “siempre están cabreadas” “o que son unos tristes”, “personas positivas”. Su surco es muy profundo y mientras más profundo es este surco, más esfuerzo se requiere para salir de él, pero siempre es posible hacerlo.
Si semana tras semana tu respuesta es enfado, tristeza, miedo… es posible que haya llegado el momento de tomar cartas en el asunto y modificar tu “Estado emocional”, pues no te conviene para nada seguir ahí.
A continuación, vamos a describir una serie pasos que nos pueden ayudar a concienciarnos y modular nuestro estado de ánimo.
Paso 1: Identifica tu estado de ánimo. Para identificar un estado de ánimo, detente a pensar qué estás sintiendo. Pon esos sentimientos en palabras, como, "estoy muy triste en este momento" . Puedes decir esto para ti mismo en silencio, en voz alta, o a otra persona.
Paso 2: Acepta lo que sientes. Tras darle un nombre a tu emoción, compréndete a ti mismo por sentirte de la manera en que te sientes.
Paso 3: Identifica el estado de ánimo que mejor se adapta a la situación en la que te encuentras. Si estás por competir en un encuentro de natación, es mejor que tengas seguridad y confianza en ti mismo. Si necesitas ponerte a estudiar, es mejor que te sientas interesado, alerta y seguro de ti mismo. Tómate un minuto para pensar qué emociones te ayudarán a lograr tu objetivo.
Paso 4: ¡Acción! Tras descubrir el estado de ánimo más adecuado para la tarea o situación, es el momento de entrar en dicho estado pasando a la ACCIÓN. Ten claro lo que quieres y necesitas hacer para poder marcarte tu propósito.
Alba Psicólogos
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